95 -
'
REDONDILLAS ENDECASÍLABAS.
Al Illimani.
Salre,
Illima.ni,maj
est~10so,
inme.1so;
Soli tario le'rantas hasta el cielo
Tu fr ente
qt;e
corona
eterno hi elo,
Do
en
vano
vibra
el sol su
rniyo intcuso.
La
voz
del hombre nunca ha
l'Bsonado
De tus
profundos
hnecos en el seno:
Solo al ruj ir del viento
i
a1 del trueno
El eeo de tu
mole
ha contestado.
El
~gnila
c..'liudal
nunca ha pasaclo
Los
muros
diamantinos de tu
hiolo:
N
unea
la lern sombra de su vnelo
Tus fúlj idos cristales ha cruzado.
Unielo con los cielos, en la tierra
Inmenso bien
den~ma
tu
presencia:
Eu
~.u
torno difnndes
la
existencia,
Cuyo jérmen fecnndo en
ti
se encierra.
1\Iiro a tu planta selvas silenciosas,
Do el
pino,
el cedro
i
el
limon ae mecen,
I en
do:·1de
al lado de la piña
crecen
Pálida n;roma,
purpurinas rosas.
Las
flores
su fragancia deliciosa
En honra tuya exhalan,
i
uri presen te
De grfttitud
i
a.mor, puro, inocente,
Te ofrecen en el aura vagarosa.
1
De tu
cima descuélgasc el torrente
Que
a.l .1mlta,r
se deshace en leve espuma;
J
apareeB al
tr::iTes de bbnca bruma,
Un íris nacarado
i
rofulj cnte.
El agua que desciende estrepitosa,
Domado su furor, en
ma,oiso
j
iro
Corre
pum,
cual
es puro el
snspiro
Del
pecho de
una
virj en candorosa.