DE SAN
AGUSTIN.
J
I
la luz
,
pues extienden
s~
prov
iden–
da al
tiempo venidero ,
al qual
no
saben si llegarán. Ya habeis oido co–
mo se portó aquel mayordomo con
su
Señor, aprovechándose
de la ha–
cienda de su amo,
y
perdonando
á
los
que
le
debían,
para que
quando
se
le quitase
la
mayordomía,
fuese
amparado de ellos.
Y
aunque defrau-
dó
á
su Señor, este no obstante ala–
bó la traza , no atendiendo al daño
que babia recibido ., sino al ingenio
que usó. Pues quánto mas
debem©s
nosotros , segun lo amonesta
J
esu–
Christo, grangearnos amigos con las
riquezas de iniquidad? pues por
mam–
mona
entiende
las
riquezas.
Mas
nues–
tras riquezas están allá en
~l
Cielo,
·,