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VI
PROLOGO
ninguno Matematico, es prolixo , molesto y pesadfsimo
ha~
blador en lo facil ,
y
mudo en lo dificultoso. El autor del
otro ( 6) no pens6 en aclarar al Abate La Caille : vu inten–
to fue substituir otras lecciones en lugar de las de su an–
tecesor, tan dificultosas de entender en algunas partes co–
mo las de La
Cail.le; honrando su portada con el nombre
de aquel ilustre
y
acreditado Ge6metra , muy seguro de
grangear con este sobrescrito apasiooados
a
su libro.
Ademas de estar escritas las Lecciones del Abate La
Caille con la extremada concision ·que hemos dicho , ca–
recen de -muchos tratados para que merezcan lugar entre
los Cursos de Matematica ; porque de los principales solo
incluyen la Mecanica , Optica ,
y
Astronomfa ,
y
de los
de segunda orden no tienen mas que la Perspectiva. Pero
quando ponderamo·s tanto la concision con que estan: es..:
critas , no es seguramente con el animo de hacer el mas
leve perjuicio
a
la memoria de su autor, aun quando fue–
ra bastante para tan odioso fin nuestra decision ; nos cons–
ta que no foe de su parte ni insuficiencia, ni cortedad de'
explicacion. Llev6 la mira de encerrar en .volumenes de poco
l;rn1to los fundamentos de las materias que en desempefio
de su obligacion habia de explicar en su aula, remitien–
dose para extenderlas
a
los doctos comentarios con que
las ilustraba en sefialadisimo aprovechamiento de sus oyen-
tes.
(6)
L efons Elementairer de M athifmatiques, par M.
l'
Abbe de la Caille
,
$c
N ouvelle edition., CiJc. par M.
l'Abbe
Marie.
Paris
1770.
un tomo en
8.