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r1()0

zado;

y

eso es

lo

que asi en general

advertirémos.

No

nos fijemos to–

davia á punto determinado , por--.

que tal vez puede ser que al fin no

nos determinemos

á

otra cosa mas ·

que á adorar estas profundas ,

y

misteriosas palabras.

Como Jesu-Christo las dijo

pa~

ra instruirlos solamente, acaso con-·

vendrá entender alguna cosa mas,

ó

menos , ·segun sea Dios 'servido

descubrirlo. Leamoslas una ,

y

mu-.

chas veces , considerémos , rumie–

mos ; recibamos todos los pensa–

mientos que sen<dlla,

y

naturalmen~

te

se ofrezcan al espiritu: atenda–

mos ,

y

contemplemoslo todo ,

y

principalmente o1gamos lo que mue–

va al corazon, lo que le incline acia

Dios,

y

acia Jesu-Christo; lo que

le abata , lo que le humille , lo que

le remonte, lo que le

haga

temblar,

y

lo que le consuele,

y

digamos en

nuestro interior: todo esto es cierto,

y

justo , entiendalo yo ,

ó

no

lo

~ntienda

:

todo es cierto,

y

justo:

ado-