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'tle ,
y
la
sangre.
Las palahras que
ro os digo
,
son espiritu
,y
vida.
Si
significan , que no es necesario
apegarse
á
la carne ,
y
á la sangre,
-no havia necesidad de hablar tan–
to de ellas , ni de que la coma–
mos ,
y
bebamos. Y si todo esto
quiere decir, que basta comerlas,
y
beberlas espiritualmente , no ha–
via para qué recalcarse en palabras
que explícan lo contrario.
Con que encierran otro senti·
do,
y
es el que admiró á los Ca–
farnaftas. Si la carne deJesu-Chris–
t6
dá
la vida ,
y
el espiritu tam–
bien vivifica ; luego esta carne es–
tá
llena de un espiritu vivificante:
y
si es asi , quando Jesu-Christo di~
ce, que
la carne
á
nada aprove–
cha
:
ó no lo dice por su carne ;
ó
si
habla de su carne , dá á enten–
der , que su carne no sirve de na–
da , tomandola por sí sola ;
y
que
es
menester tomarla con
el
espiri–
ritu de que está llena.
Y
quando
de aqui.
infiere , _que
sus
palabras
E
:4
son