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treDios,
y
Vos
~
Es
demasiado
pre–
sumir , creer que se
os
pueda com–
parar con Dios. Pero como hay en
Jesu-Christo una grandezi, igual
á
la
de Dios, de suerte que ho hay.
qué temer , por esta parte, el tra–
tarle de igual .con Dios, y en todo
el discurso que hemos visto enseña
esa igualdad ; . ha sido conveniente
que nos diga tambien , en qué su
Padr~ es mayor que él , para no ol–
vidarnos, .de que siendo Dios , se
humilló ,.
y
anonadó hasta tomar.,
no
solamente la forma de esclavo,
sino la figura de pecador.
¡Quán grande sois , Salvador
mio! ¡Como me complazco de vues-–
tra grandeza
!
¡
Quánto me alegro
de la 'gloria que gozais naturalmen–
te
en el seno de vuestro Padre
!
¡-Quánto gozo tengo de· la gloria
á
que fuisteis ensalzado por vuestra·
humildad hasta la muerte , y muer..
te de Cruz!
Señor ,
V
os me haveis enseñado
como os he de
amar :
¿
me
atreve..
ré