3-8,
to
para ·enseñarnos·
Acuda1nos
á
la
escuela
interior,
que hay en lo
intimo de nuestros corazones. Ade–
más de la enseñanza exterior ,
era
-necesario un Maestro interior, que
-hiciese dos cosas : la una , darnos
á
entender interiormente lo _que nos
havian enseñado;
y ·
la otra, hacer–
nos acordar de elfo ,
é
impedir que
no
se nos olvidáse.
Notemos sin embargo, que Je-–
su-Christo , y el Espiritu Santo no · - ·
nos enseñan cosas diferentes.
Oíd
con cuidado , fanáticos , que atri–
bu.'is á la doél:rina deLEspiritu Saq-
to cosas que Jesu-Chrjsto no dije;>.
Ambos enseñan . una misma cosa,
-con solo la distincion de que el uno
ens~ña exterior , y el otro interior–
mente;
y
quando se dice, que . et
Espíritu Santo enseña por dentro,
se ha de entend~er , que el mismo
Jesu-Christo enseña tambien inte–
riormerite,porque él es quien.embia
al Espíritu Santo , que está lleno de
él,co~o os
lo
explicará -bien pronto.
·.
Tom.
III.
Bb
~
Y