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120
ca
el
tiempor,"y
fa
medida
·que
nos!
conviene , porque para eso Jesu~
Christo ha dado á sus Ministros el
· , poder de atar,
y
desatar, de rete~·
uer ,
y .
perdonar. Pruebese , pues;
cada uno á sí mismo con consejo de
_su Direétor ,
y
segun_ el orden de li
obediencia. Alguno que o:iga decir
que la ,sequedad es á veces prueba,
y
egercicio de disposicion, tendrá su
desidia por virtud. Otro imagina–
rá, que es de aquellos tibios que Je–
su-Christo vomita por su boca,quan~·
do no perciba gusto ,
ó
quando–
este gusto se retire, por decirlo asi,-:
á
su corazon :
i
Qué sabio,
buelvo ..
á
decir,
entenderá estas cosas?
Es necesario tambien saber co-,,,
noceresta vianda, la qual, como el
Maná, sabe á todas las cosas.
U
nas·
veces nos debe causar el gusto de
la humildad ; otras, el de la mortifi•
cacion ; o.tras , el del amor frater–
nal ,
y
el de los enemigos; otras ,
el
de la alegria, que nos lleva espirh
11,lalmente_ ·.al Cielo _;
y.
otras
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aque~