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la
admiracion
con que
lo
venera.;
ban.
En
efeélo,
salen
con
palma
en las manos
á recibirlo ,
gritando
en
alta
voz ,
que
era su
Rey ,
el
verdadero Hijo de
David,
que de–
bia
ve·nir
,y
en fin el Mesias pro–
metido ,
y
esperado. Los
niños
tambien lo
aplaudian ,
y
alaba...
ban :
y
el
testimonio sincéro
de
·esta edad
inocente
manifestaba
la
sencilla
verdad
de estos aplausos.
Níngun
Pueblo ,
hasta
entonces,
havia
hecho otro tanto
con
sus
- Reyes :
entapizan
con
sus vesti–
dos el camino
por
donde
havia
de
pasar Jesus: corcan
a
porfia ramos
verdes para adornar
la marcha:
hasta
los mismos
arboles ,
como
que se inclinaban ,
y
postraban de–
lante
de
Jesus.
Las
tapicerias
de
seda ,
y
de
brocato con que
ador–
nan
las
calles
los Ciud?danos
para la entrada
publica
de sus Re–
yes'
no igualan
a
estos uaturales,
y
simples adornos: las
ramas
de
los arboles
arrancadas
para
el uso,
que