( 362)
Sumos Sacerdotes ,
y
nuestros Magis–
trados
le entregaron para qüe fuese
condenado
á
muerte,,
y
le crucifica–
ron. Pero nosotros esperabamos que
él redimida
á.
Israél
del yugo de los Ro–
manos
(
r). Y despues de
todo esto,
vé ahi que estamos hoy en
el
tercer dia
despues que sucedió esto. Es verdad
que algunas mugeres de las que esta–
ban con nosotros, nos han espantado,
porque fueron al sepulcro antes de ser
de dia ;
y
no habiendo hallado su cuer–
po; viúieron diciendo , que tambien
habían tenido una vision de Angeles
que aseguraban que estaba vi
v-0.
Y
algunos de · los nuestros fueron al se–
pulcro ,
y
hallaron que era asi como
las
muge res lo dixeron; mas
á
J
esus
no le encontraron. Entonces les dixo
él:
¡
Oh necios
y
tardos de corazon para
creer todo .Jo que han predicho los
Profetas!
¿
Por ventura no era necesa–
rio que el Christo padeciera, todas es-–
tas cosas~
y
que entrase asi en su glo-
ria?'
(
1)
Na
tal Alexandro.
.
.i