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tienen necesidad
de arrepentirse.
¿
Ó
qué muger, teniendo diez dracmas,
y
habiendo perdido una , no enciende
una . luz, barre la casa , y
la
busca con
diligencia fhasta encontrarla? Y despues·
de hallarla llama
á
las amigas, y ve–
cinas, y les dice: Alegraos conmigo,
porque hallé
la
dracma que había per–
d ido. Asi os digo yo, que habrá mu–
cho gozo entre los Angeles de Dios
por un pecador que se arrepienta.
Dixoles cambien: Un hombre tuvo
dos hijos' de los quales el mas mozo
dixo
á
su padre: padre, dame
la
parte
de hacienda gue me toca. Y el padre
dividió entre los dos sus bienes. Pocos
dias despues, habiendo el hijo mas mo–
zo juntado toda su porcion , marchó
á
un país muy distante, y alli disipó
toda su hacienda , viviendo disoluta–
mente. Despues que lo consumió todo,
sobrevino una grande hambre en aquel
país , y empezó
á
tener necesidad. Fue
pues, y se puso
á
servir con un ciu–
dadano de aquella tierra, que le em–
bió
á
guardar puercos
á
un caserio suyo.
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