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Maf'queli,
y
con el Corregidor de Betanzos, con es·
te hombre que tanto se habia complacido tiempos atras
en perseguir
á
los liberales.
Detuviéronse á comer en el Burgo donde esperaron
á
Cayuela -que llegó algo tarde por que ademas del oidor
Cid quiso prender, aunque en yano, á un criado del
General Llano Ponte. Continuose la marcha sin novedad
hasta el arrabal de la Coruña donde ya un inmenso gentío
esperaba con impaciencia la lJ egacla de D. Pedro Agar.
Luego que le vieron empezaron por darle los lisongeros
y
bien merecidos nombres de Padre de la Patria, Pro–
tector del Pueblo, y
á
cada paso le saludaban con re–
petidos vivas, que en vez de perderse como otros en
el aire, hallaban gnta acogida en el pecho de aquel va–
ron modeslo . Desengancharon las mulas del coche,
é
imitando las demostraciones con que los pueblos 1'uelen
á veces manifestar su respeto á los Reyes, to<los á por–
fia tiraron de él hasta llegará Palacio, atravesando por
las calles de la Ciudad llenas qe un concurso numero-
o, que con ordenados gTitos, con vi vas lisongeros,
con flores
y
poesias impresas, con salvas de artille–
ría y mú.sicas militares estando formada toda la tropa
celebraba el
triunfo de la libertad, y la dicha de po–
seer en su seno al hombre virtueso
á
quien respetában
sus mismos enemigos.
As! que el coche llegó
á
Palacio no permitieron las
gentes que Agar tocáse con sus plantas el suelo; subié–
ronle al Slllon en brazos
y
sin dejarle descansar
tuvo
que salir al balcon para complacer al Público, que no
se saciaba de verle. Este entusiasmo popular, estos
aplausos, estos vivas son el premio mas dulce para las
almas en quienes se anida solamente la virtud, y
qu~
tienen la felicidad ele desconocer los tristes placeres en
que se enagena una imaginacion ambiciosa.
Aquel mismo dia
la
Junta teniendo por Presidente