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,esta1Jlecid~s,
á
n~estro
legítimo Soberano;
~e
Jum
erigi–
do en autoridad en
la
Ciudad de la Coruña, .depusie-
1·on, y han pues to arrestadas )as que hahia por .el Rey,
ya
militares ya políticas, y dirigen órdenes
á
las
~e~l;lS
-
_Capitales del
R~y,qo,
como dueños de un
Gobiern~
.'I\le
por i;iingun
tít~lo
les ;pertenece. Asi nos quieren
'10m–
prometer,
J
env0lve.r en la mayor .confusion. Mas no–
sotros tenemos una l,iey que no podemos menos .de obe–
decer. Dios nos man4a que obedezcamos á ,nuestros le–
gítitnos Superiores. San Pablo nos enaarga que
obe~ez
camos al Rey>
y
guard~mos
sus Leyes, no solo por te–
mor, .sino por conciencia: es decir, que pecamos, sino
obedecemos al Rey que reyna por Dios. El que r esisté
á
la potestad , resiste
á
la
órclen de Dios. No sin
caus~
lleva el
R~y
ia espada. Son estas
ver~lades
bien conocir–
das de todos los que profesaron
y
profesan el nombre
d~
Cristianos.
· ·
·
Movido de estas .consíderaeiories el Excmo. Sr. Gene–
ral, Conqe de S. Roman, trató
inmediatament~
dé
po~
perse _en l;ihertad y retirarse
á
esta Capital,
pl:)r~
reunir
y
organizar las tropas leales, que
lun
de sostener los cle–
'rechos · d~l
Rey y de la Nacion,
y
,d efendernos de los ma–
les que nos amenazan. Lo h a ,lerificado, auoqne
á
cos ta
,de sacrificios y recibió aqui los despachos del Rey,
e~
que aprueba con elogio 1a
resol~1cion .
que .ha tomado,
le dá fodas las fa
ctJ.ltacJ.esy le nombró Com nJante Ge–
peral int'eri uo de las Armas y Reyno ele Gali cia. Van
llegando tropas en bastante número , que nos llenan
el.elmayo/ coqspelo,
;¡nos
~~ácen conci'eb~r
las
mejores~
pe-
.
1.
tanzas
1
al
verlas
tan animadas
y
pose1das
ele
los me)ores
sentimientos er; defensa d.e la Ley ele Dios,
del
Rey
y
de sus fieles vasall@.s.
Pero, como los
~alos egen~plos ,
por nuestra debilidad
y
miseria,
su ~lep
cmvli r como la peste, debell)Os
atri~cherarnos todos para que
n0
llegue
,á
entrar el c::ontag10
J
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