1
II8
de
Astorga
y
otros puntos que se confiaron
á,
su pericia,
w ilitar."
(27)
Luego acordándo e el Orador d
1
dia
2 2
de Febrero,
prorrumpe en estas palab ras. «Que acto tan tier110
y
tan
eclificJu te cuando h em0s prestado
jur:i.mento n mano
de
nuestro Excmo. d ifun to ! Todo
buen
spat'íól se ar-.
ra~ari a
en
h\grimas de alegria al presencia rlo.
Si
lrnLié–
r ais visto al inmortal
/Ícevedo
con uu semblante gra e
y
sos tenido
2
electrizado en fuego santo como otro
Nehemfas , tomar el Div ino Crucifij o en la mano,
y
gri–
tar lleno de un fervor como de Ci lo:
j uro la
Religi.onde este divino Se7lor tan pura
y
lan santa como
él
mis–
mo la trajo del Cielo
rí
los hC'rnbres: juro esta Religion
de amor, de concordia
y
mansedumbre :
y
juro morir
por defenderla. Juro la
Constituci.on.de la lJ!f onarquía
E spaíiola, éonlra quien se declaró el partido de los f'ac–
d os s: .Y juro obediencia al Rey Constituci.onal D. Fer–
nando
VII de
Borbon; de cuyo real ánimo se apoderó
el
mayor
enen~igo
de la N acion y del
Re._y."
·
P inta la marcha
de
Acevcc16 derramauclo bienes, des...
preciando insultantes pasquines , perclonandG al autor
y
cómplices,
y
afiad.e clespues :
!<Se
dirig~
á Orense con el
m' smo celo por
la
Patl'ia,
y
con
la
disciplina
y
-moder–
c ion que atestiguan aquello· leales
ve~in<?
. ¡Pero lo que
se
ofrece aqui
á
la
imaginácion! ¡qué· aspecto tan tri te
' Flo présen ta aquella h ermosa provit1cia! Parece que el
Genio del mal se habia propuesto ir en mision
de
van–
gnurdi
del grande
A ceCJelt
para
consternar lo ánimo·
á donde habia de llegar el que no llevaba sino bi enes.
i
oye
que
s
ha.
volado el puente ge aflige con la
El ti–
cia, no porque se detenga
su
marcha, sino por el
.mal
ca
·i
irreparable
de la Nacion, ¡Qué!
·Será r
i
e,
da–
cia, q e ese
puente,
el mej or de lo monumentos del
E ·paúol Traj :rno, ese canal de oom nicacio u e la inruen a
1·iqneza -de aquella fértil campiña lo
arruine
ahora un
~spa-.