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RAZON DE LOS PRESENTES CANTOS

Misionero por

vario-E.

años entre los salvajes de nuestro

oriente ecua

·io.ri

·ano, he procurado a¡pren.der, y aún asim.ilarme

- por

de-cirlo

así-, su

espír~t:u,

en el

sen.ti·

do de la músi:ea

na.tiva. Perseverante en m.i

pro-pÓ~·to, ~por

donde quiera que

he pasado evangelizando, esLe es, por las riberas d el•

Palo~a.

del Pastaza, del Bobonaza, he ido capltando lo·s ca.ntos autóc–

tonos d:e

nuestros

indi.os

orien,ta-les

que a la Misión Dominica–

na pertenecen,

y

ihe lo.g.rado recogerlos en número al¡go apre–

ciable. Mas, claro está que, a pesar del esmerado cuidado de

trasladarlos ·fielmente a la gama musical. no 1pued.e lla.marse

perfecto nuestro .trabajo.

Nada &e ha dado a lu;z al respecto, o es tan escaso

(y

g¡eneralmente por eX!Lranj eros .que

han

estado como de paso

entre

nuestros

sa[vajes), que

no

es

tpo~li-bl e

tener una

base

satidac-toria, ni 'hay cosa que

s~rva

de

guía ¡para algo mejor.

Debo advertir que no he hecho mucho caso de la letra,

moti.vo

por el cual los

l·ingili~tas

la encontrarán en varias pie–

zas hasta sin sentido .

Mi

propósbto ha sido

exclu~.ivamente

pre·sen·tar los aires ingenuos, incultos si se quiere, pero genui–

nos, de los pobladores de la inmensa selva, cantados a ruego

mío

y

.copiados lo más exa::tamente .que me "ha -s.ido dable .

Fia_dos los salvajes de su minoría únicamente

- y

sin em ·

bargo de ser tenaz-, ca.mbian con frecuencia de un día para

otro el ritmo de sus caruto;s. Como nada

e~.crito

ni fijo po·

seen, está la

me~odía

suj eta al gusto d el que

can.ta

; al carac–

ter, a las ci·r::uns.tancias que le rodean, a la rus'toici1dad o cier–

ta delicadeza o sen tido musccal de cada uno. El jí:baro del

Makuma p . e., con harta frecuencia, canta diven.amente del

mo•:ador del .Palora

y

del Ch'huaza la misma pieza musical.

El in·dio quichua d e Canelos no canta "al Sol"

0

a " la y uca"

absolutamente lo mismo que el de Andoas, o• el de Sarayacu.

En.t.rego, pues, a Jos e.studliosos d e

·:ni

P a.tria

73

melodías

jíbaras, m·ás

27

quic-huas er¡p ·.gadas a•quí

y

allá: .en Ara

pico~

..

en Andoas (Sh:m :gaea) , en Mon•talvo, en Sarayacu, Pac aya·

cu, etc.

No pretende es'ta colecci·ón ser modelo de cosa cumpli–

da, ni muc'ho menos. Es s:.mple·m ente-un ensayo. Qui-era Dios

~~rva

ella para desper·tar el .in te rés que la músic3. autóctona

oriental. ecuatoriana merece entre los aficionados y los ,m isio-