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Este Album, que contiene algunos de los especímenes patológicos del Mu–

seo Nacional de Arqueología, representa la primera sistematización médica de

1as enfermedades en el antiguo Perú.

Comenzando con la publicación de "Cabezas", por el Dr. Luis E. Valcár–

cel, hoy continuamos con este Album, que contiene parte del rico acervo cultu–

ral del Museo Nacional de Arqueología de Lima.

El arte de la cerámica, con el elevado grado de perfección que alcanzó

desde épocas remotísimas en nues tro suelo, constituye fuente arqueológica de va–

lor inapreciable para reconstru ir el pasado patológico de la raza aborígen . El es–

tilo Muchick, principalmente escultórico y rep re entativo, e el en que se encuen–

tran las piezas más perfectas desde e l punto de vista anatómico-artís tico. Y a

él se han dirigido las miradas de médico

y

psicólogos que han querido de antra–

ñar la deformación orgánica

y

el fino matiz p icológico que se perciben en los ros–

tros. La perfección más notable en este arte, la constituyen si n duda los llamados

Wakos- retratos. "Sólo entre los mochicas hallamos la reproducción artística

del individuo,

y

el alfarero del norte logra no solo traducir fielmente los caracte–

res raciales y personales de sus modelos, si no interpreta también con pleno éxi–

to las expresiones habituales o las momentáneas de ellos" . La perfección que al–

canzó el artista muchik en la representación del ro tro humano, desde el punto

de vista científico, fué notable al decir de Urteaga; igual aserción hacen Barber

y

Tamayo en sus muy importantes trabajos;

y

lo confirman, a través del tiempo,

la inmutabilidad de la línea, lo impecable de la reproducción de la naturaleza y

la hábil preparación del modelo en sí.

.

El rostro es el espejo del alma. En él se exteriorizan todas las emociones

y

por la armonía de sus líneas

y

correspondencia anatómica de sus músculos

al estado normal, se refleja el correcto fi siologismo de el los. En cambio, alterada

las funciones de nervios y músculos, viene la pérdida de la armonía del rostro,

las desviaciones de los rasgos faciales en uno u otro sen ti do, en suma, la parálisis

facial.

Los alfareros del antiguo Perú, como arti stas fieles de la naturaleza, han

debido limitarse a copiar las facciones

y

lo han debido hacer seguramente sin pre-