zado por varios arroyos, toma en adelante
el nombre de
Manupari
y da encuentro al
Sena,
tributario del Madre de Dios.
El río
Madidi
ocupa la parte central del
territorio de Iturralde y se extiende de sud–
oeste a nordeste hasta sumarse al río Beni·
Muchos arroyos que nacen en los contra–
fuertes inmediatos a la frontera peruana y
las
s~rranías
de
Maravillas,
se juntan con
los ríos
Yurilaya, San Ignacio, Esperanza,
Santo Tomás, Mira/lores, Boguillas
y otros
hasta formar el
cu~rpo
principal del Madi–
di, al que se agrega el río
Esmeralda,
a la
altura de la extinguida barraca'
San Pedro;
siguiendo su curso, el Madidi por su mar–
gen izquierda recibe las aguas del
Claro,
del
Ethea
y del
Sunini,
y pÓr el costado
derecho los ríos
]enejpya, /enesuaya
e
lvon.
Entretanto, en el límite oriental de · la
provincia, otro grupo de ríos, paralelamen–
te y con igual orientación que los anterio–
res, van a descargar sus aguas en el río
Beni. Son de norte a sud, los siguientes:
Gavinas, Rataiconas., Santa Clara, Bagueni,
Muguié, Yanahua, Emero, Undumu, Te–
queje, Enapurera, Tarene, Yariapo, Ene–
dere, Uyari, Sayuba, Santa Teresa, Y uru–
ma, Mather, Uyapi
y
Sapari,
hasta el puer–
to de San Buenaventura.
Al .sud, sirviendo de límite con la pro–
vinéia Caupolicán corre el río
Tuiche,
al
cual, dentro de la jurisdicción de Iturralde,
se ·incorporan principalmente el
Pucamayo,
el
Sachiano,
el
Chupiamonas
y el
Tachiapo
hasta su desembocadura en el río Beni, al
sur de San Buenaventura y más o menos a
los
14° 40'
de latitud sud.
Finalmente, al costado occidental de esta
provincia se encuentra el río
Heath,
que
corre de sud a norte hasta su confluencia
con el Madre de Dios. En esa parte el
Heath
constituye el límite internacional con el
Perú.
CLIMA Y TEMPERATURA
A semejanza del Oriente boliviano, ésta
~s
la provincia paceña que guarda mayor
uniformidad climatológica. Dado que ca–
rece de cordilleras y de contrafuertes inme–
diatos a éstas, la única diferencia climato–
lógica apreciable es la que se anota entre
las serranías y las llanuras; mientras en
las primeras el clima es benigno. a pesar de
la humedad constante y de que la tempe–
ratura fluctúa entre
16°
y
24
o,
en las últi–
mas se registran elevaciones térmicas que
de
30°
pasan en ocasiones a
42°.
En la ca–
pital de la provincia se da una temperatura
media de
27°
en verano y de
22°
en invier–
no. Los descensos bruscos a
l2o
y aún a ·
lOo
en ciertas circunstancias, se deben úni–
camente a la presencia de los
surazos.
Ex–
cepto contados sectores como los alrededo–
res de
Tumupasa
y la serranía del
Eslabón,
la humedad es general y constante. Muchos
objetos hay que asolearlos diariamente pa–
ra que no se destruyan, la sal hay que con–
servarla cerca del fuego para que no se
vuelva líquida, los libros y papeles no cui- .
dados se convierten en masa
y
la ropa blan–
ca toma rápidamente un color agrisado. Sin
embargo, son regiones relativamente sanas,
en particulár aquéllas donde el petróleo se
manifiesta en cierta abundancia a ras de
la
supe~fici~.
El paludismo y las fiebres
son ajenos a las serranías y valles de poca
profundidad, siendo más bien propios de
las zonas bajas, especialmente de las in–
mediatas a los ríos caudalosos.
VIENTOS Y LLUVIAS
Predomina en estas regiones el viento
norte, que en determinadas épocas dura va- .
ríos días continuos. Se ha observado que al–
gunQs años sopla en igual proporción el
viento sur, ambos casi siempre acompaña–
dos de fuerte precipitación pluvial, ocasio–
nando el último un violento descenso de la
temperatura. A más de los trastornos que
el viento sur o "surazo" causa en · la salud
de los habitantes, es tremendo el estrago
que produce en la selva, pues al derrumbar
uno o más árboles corpulentos, éstos a su
vez arrasan los que están a su alcance; en
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