nada por el rito y la solemnidad antes que
por la desnuda manifestación de la fe cató–
lica o de la protestante u ortodoxa. El nati–
vo indígena vive de sus tradiciones orales,
deformadas por el tiempo y la fantasía; es
conservador y tiene un concepto férreo de
trias, cuando no como candidato a repre–
sentaciones populares. Es casi una capa
incontaminada con las dos anteriores, y se
trata más bien de un elemento flotante, mó–
vil y, por lo corriente, dominador.
La capital de la Provincia contiene una
Las ruinas de Tiahuanacu. Una parte de lo que queda de la misteriosa
. urbe milenaria.
la propiedad privada. Tanto el hombre co–
mo la mujer, se reparten el trabajo, y los
hijos, desde los tres años, constituyen un
inapreciable valor económico, pues sirven
de pastores, cuidadores de la casa, y a me–
dida que crecen, se habitúan a la ruda mi–
sión del trabajo y a la austeridad de la vida
sencilla.
Los mestizos se ocupan de los cargos ad–
ministrativos o municipales; son comercian–
tes al por menor, con muy pocas excepcio-
, nes, y las formas de su vida están copiadas
de la corriente vida boliviana. En estas
capas sociales, se presenta el blanco en el
comercio un poco mayor o como propieta–
rio de haciendas y fincas o como dirigente
de obras públicas y particulares, de indus-
compleja población. Desde los extranjeros
que dirigen los ferrocarriles, colaborados
por empleados nacionales; los administra–
dores y empleados de las fábricas; los co–
merciantes, las vivanderas, los mestizos, los
obreros fabriles.
El resto de la provincia,
ex~eptuando
Viacha y puerto Guaqui, está formado por
habitantes rurales.
ORGANIZACióN POLíTICA
La Provincia lngavi se divide en dos sec–
ciones y seis cantones. La capital de la
provincia y de la primera sección es Via–
cha y tiene los siguientes cantones: Desa·
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