LOS CRONISTAS DEL PERU
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haciendo esfuerzos para enfocar la parte cronológica por años, consultando
par.a ello loa éronistas de la conquista y de la: primera époe'a del coloniaje,
con citas y fundamentos del Palep.tino, Gárciiaso, Gamarra, Zárate y hasta
creemos encontrar huellas del meiiaano Gutiérrez de ·Santa Clara; lo que im–
plica labor de un autor y perno, que en esa época;
l725
ál
'50,.
no fué otro
en el Cusco que el canónigo Esquive!• y Navia.
Por su ordenación, extensión, crítica, estíla, y uhifie'aciÓn de la obrá, los
Anales del Cusco
so~ '
su.periores a los de .su género de •¡.im'a y Potes!; con
ella no sólo tenemos una SJtnple crónica lugareña sino una 'verdadera historia
del Cusca y aún del Perú prehispánico y colbnial. De ella se han sacado
las más amenas tradiciones
cusque~Q.s,
como lo hizó doíla Clorinc;l.a Matto de
Turnar y es fuente copiosa para ilustra'r una épocja,
y
un pueblo gloriosb en
el concierto am.erican0, asf como el qon'!.bre que deJó su huella como preciosa
heren.cia pek'a el porvenir.
\
4
!M.-José
I
Francisco
Muqa,buru;-Lima
1
la
c4pit~l
colonial del Perú y la, '
verscrllesca sede· virreina! del cóñtinente austrál de América tuvo la suerte
d~
tener dos cronistas que escribieron los heChos de su discurrir histórico du–
rante el sigta XVII, quizás el más
impo~tante
del virreinato peruano, tanto por
s,u
p~stigio
con los gobernantes de la casa de Austria qtle enviaron a sus. me–
jores hombres· para virreyes del Perú, cuanto que el virreinato peruano en
este siglo supera en extensión e
i~portancia
polítitza y social a su gem.elo el
virreinato de México. Acá la espl;ndidez, la cortesar:ía, el boato, .la magni–
ficencia, el pundonor y el derroche junto con la míst,íca
y
la ascética religiosa
que eri celdas conventuales y én humildes bogarf?s daba
sant~s
y ascetas,
mientras nuestras costas· eran visitadas, cuando meno:¡; se pensaba( por los
fa·mosos piratas y Corsarios de la é.mula Albión; de la rival Francia o de la
levantisca Flandes. tima, en esta época, era el resumen y la síntesis de la
vida colonial de Sudamérica y pasó su edad de oro. Por rara coincidéncia
del destino tuvo quienes escribieran modesta y silenciosamente su crónica,
desde
1640
a
1694,
eran doñ Joseph de Mugaburu y su hijo . don Francisco.
Veamos quienes fueron:
· No P<;>demos precisar la patria. de ·dorl Toseph de
~ugaburu,.
inclinándose
Romero a creerlo vasco y nacido a principios de
1600
en ·España. Desde
jo–
ven siguió la carrera de las
~rmas;
en el Perú las deseJ11peñó· desde
1640,
con el grado de sargento, importante entpnces y superior al de nuestros días,
hasta
1672,
en que e1 Virrey Conde de Lemus le elevó al grado de Capitán
y destinado a la QVar!lición del puerto
d~
Callao.
José de Mugaburu coniraio matrimonio coh doña Jerónima de Maldonad,o,
en 4 de febrero de
1636;
ésta "era viuda de Alonso López ds Aguilar, en quien
tuvo
do~
hijos: D. Sebastián, i.ópez de Aguilar, canónigo de Lima, y doña Da–
miaria. En Mugaburu tuvo muchos hijos, nacidos en Lima
.Y
casi todos muer–
tos
~n
tiera edad (Marcela, Marcos, Félix, Ana Josefa, María, Sebastián, Mar–
garita y 'Antonio Ventura), excepto dos qÚe stipervivieron
y
llegaron a ser sa-
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