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1 "
h1ás de ellas encorbadas ba
1
jo la cuyunda de lo"s
despotismos i tiranías, i las menos cantando him–
nos de libertad: Es ley de la historia, con
e~ca-sas excepciones, que: donde tierie predominio el
verdadero cris tianismo, ah í se enseñorea también
la verdadera libertad;
i
ahí o donde no ha entrado
la lumbre de la Religión revelada o de donde ella
se ha apa rtado, .toman asi ento con mayor o
·111e ·
nor estabilidad los · totalitarismos absorben tistas.
Te saludo, sobre todo a tí , Cuzco cristiano:
que, después de las civilizaciones precolombi,anas,
te
empina i ennoblece más la al ta cultura
i
ci':'il'i–
zación cristianas,
i
te llaman a la "Verdadera i equi–
librada democracia, q ue tiene por ·lama la libertad ,
l~
igualdad i. la fra ternidad conqui stadas por Cris –
to para toda la humanidad! Si tus piedras cicló–
peas pregonan t u
pa~ada
grandeza, si tus pul"men–
tados monoli tos del preincanato i del
Tah uan~in
suyo me llenan de admi ración, la, admiración s ube
de grado cuando con'temp}o tus magnítícos tem–
plos con sus elevadas i esbeltas torres
i
minaretes
de granitita, que elevan el pensamiento a las más
altas regiones de la inmortalidad que no erosionan
los ageptes de la naturaleza, sino que participan
de la
~isma
eternidad de Dios! Si la civilización
precolombina es ponderada, más ponderada debe
ser la civilización cristiana, aun no bien compren–
dida ni bie.n practi cada hasta hoy! Que suban
más los finos qui la tes de esta. cul tura, forjada por
la misma sabiduría de Dios.
Si hoy es ya algo consolador ver · por tus ca ·
lles trajinar al aborigen de tabla casaca con li–
bertad
i
plena garantía de sus derechos, garantías