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DICCIONARIO FOLKLORICO DEi PERt;
valiosísimo elemento de defensa, puede esperar serenamente.
Hay personas que tienen
oídos de oír.
Otras personas
tienen
ojos de ver.
Otras tienen
oídos
y
ojos de ver,
a la vez.
Estas últimas, como 'las que . tienen doble joroba, son muy
raras; pero de haberlas ¡las hay!.
Supongamos que una persona que yá ha rezado su Mag–
nífica, y que goza de
oídos de oír,
escucha un ruido sospe–
choso. Inmediatamente debe gri tar:-¡
En nombre de Dios!
¿Eres alma de esta vida ·o de la otra?
Con esa sóla pregunta,
el
valeroso habitante de esta vi–
da está en la inminencia dd oír una voz profunda y caverno–
sa, que le dice
:-Soy la co111,desa de Mala Entraña quf! empare–
daba a sus esclapos, y que no le daba ni un grano de quinua
a lq paloma del Espíritu Santo . ¡En el poyo del zaguán en–
terré cien peluconas. Sácalas!. Reparte la mitad entre los
pobres. Mánda decír setecientas misas mensuales por mi al-
ma, durante einte años,
y
¡goza del restoi.-
En ese caso, ,si el viviente ha rezado con fervor su Mag–
nífica, y ha tenidQ presencia de ánimo, ha encontrado su vía
ele DamasGo.
De muy distinta manera se desarrollan las cosas, si el
viviente es de los que tienen
ojos de ver.
En este caso; no se
oye nada; pero se ve correr por la habitación 'una bola de fue–
go, producida por la
antimonia de los metales enterrados.
El viviente -
que ya habrá rezado su Magnífica des–
<je
que
se metió en macheces
de dormír en
cuartos pe>Sados
-
debe tomar una frazada, una sábana, un trapo cua:lquie–
ra
y arrojarlo contra la bola de
fuego~
El sitio en que caiga
la prenda, marcará el sitio donde se halle oculto
el entierro.
No queda sino buscar un par de negros cavadores a los que
se dará una botella de pisco, un par de ajos machos -
con–
tra
'la antimonia
-
y una cajetilla de cigarrillos. Es seguro
que a pocos lampazos, encuentre el
tesoro de
Catalina
Huanca . . .
El Cántico de Nuestra Señora es una oración que se
emolea contra
las ·penas
cuyo poder es tan g-rande, que
pasan
la Magnífica. E stá muy ,generalizada en Lambayeque, por