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J)
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Parecerá sorprend·ente que esas
c1vl11zacion~
hayan po- ·
did·o v-enir d·e la cuenca amazónica, y, si-n
embarg~,
se
des–
cubren hoy vestigios
d.e
aglomera-ciones - en
esas
·regiones
inhospitalarias, especialmente en el Alto Mamoré, el
su ....
many y la cuenca del Beni.
ASi;
no fueron los hombres d-e
la árida meseta
los
qU.e habrían descendido a · los· llanos
amazónicos en busca .de tierras fértiles, sino, por .el contra–
rio, los pueblos de los llanos los que habrían subido
al
asalto
de la meseta .-
Que esta llegada del hombre
a la
América
sea -muy
an–
.tigua, podemos afirmarlo observando las ·patata$
y
las
llamas, porque las diferencias que existen entre
el
precioso
tubérculo·tal como los indios lo obtenían y el que se encuen–
tado salvaje
s
p· n · si os e cultivo,
y
han
sido
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ta
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de vivir
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y
del
Este· no
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-~~·vQt-. ,...,.....,,v-.a~.a.a.---v~;¡;)plegado
por oleadas sucesivas que -
han recubJerto poco a poco todo el continente-. Así, según ·
el .doctor Riv-et, una migración posteri'Or a la de los uros
habría superpuesto a estos elementos amazón-icos nuevos
y
les habría ensefia(io el us·o del
labret,
d-el propulsor, de la ·
flauta de Pan
y
·de las cabezas
humanas-trpfe~;
luego, una
tercera ·oleada. de origen caribe (Guayana) habría- nega–
do s-olamente hasta Colombia,
JI
una cuarta oleada oriental
habrt·a penetrado por el Ecuador y traído a la mese·ta las
tres formas (ie hacha: la empulgad-a, la d·e orejas
y
la d·e
hoj-a semi·circular. Entre la tercera
y
la cuarta oleada es
. donde h&brla que intercalar una migración directa centro·-
(1) H. Urteap.
·~El
antiguo· Peru
a.
la.
léy
de
la arqueologfa
y
d1'
la
critica". "Revista Histórica de
Ll·ma",
1909, c&¡r. ·
1.
·
· -80-