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Basta recordlr que la ru ca araucana ha tenido si m–
pre piso de tierra pisoneada , que en el'la se cobija ,
no sólo la gente sino también los animales y aves
domést icos, el único tejido felpudo que hadan es–
ro.s indios, y eso en tiempos
po.st-españoles, en una
e~pecie
d e lama o cubre montura , casi siempre de
un solo co lor y si n dibujo d:! n inguna clase.
En res umen ; se puede d ecir que las relac ion es
ent re e'l arte indígena y el arte popular crioll o,
presentan d o.s asp ectos. Encontramos en primer lu –
gar, una súie d e pequeña.>
industrias persis tente
aún que tuvieron su origen en artef:ictos usados
por los in ::l ios del país en época muy anterior a la
llegada d e los españoles, entre éstos perduran .
~ n
gran .i:arte, los antiguos tipos, formas , usos y técni –
cas, aunque es cierto que muchos de ellos han sufri –
d o modificaciiones en el transcurso de Jos años , espe–
cialmente en cuanto a l.a decoración. Por otra parte,
muchos trabajos manua.les, cuyo origen es europeo,
después, adaptados a los gustos
y
necesidades crio –
llos, fueren aúmilados · por los indios
y
por su
gnn
divulgación entre ellos, han llegado a considerarse
rn algunos casos como productos netamente indí–
genas. Ambas partes han obrado recíprocamente,
una w br! otra,
d~-
tal modo que , c01n frecuenci:i
es
difícil determinar su verdadero origen
y
los paso5 d e
su dese nvolvimiento.
Ricardo E. !Jatcham