tt)tnente a
ac~ptar
ren1uneración
algttná de
parte
de Vakro
por
sus atenciones profesionales. D.
Pedro le
lialJía
rogado
aceptara hasta la
m!tad
de
~u
furtuna.
Iin can1bio lo
habia
invitado a visi–
tarlo en su
casa
en
l-Iuanca
donde le dijo, vivía.
E~,
pues,
n1uy
lógico
y
1nuy
puesto en razón
que el fn
vorecido
de Cocha
barnba,
abriera
las
ar·
eas de sus
tesoro~
para reen1plazar
la
pobrísin1a
CH
pilla que
aiberg<lba
la
figura
de
su
benefactor,
con un te .nplo que fuera la
expresiÓfl
viva
y
elo–
cuente cie su gratitud.
Rodríguez dice que D. Pedro Valero,
despué~
del reconoci111iento de su
111éclico
se dirigió a C'o.
chnban1ba,
COtl anin10
de rea)Ízar
SUS
bienes
y
Vft·
ni rse a establecer en If un nea
cor~
su fa tnil
i
a, pero
que en
el viaje-,
enfcr111ó
gra ven1ente
y
in
u
rió
en
rfinta.
~o
saben1os
de
donde sacó
Rod
1
íguez este
da·
to, pero nada
extraño
tendría el que así hubiera
su ee
d
icl a : n
i
n1
ueho
t
nen
os el
q
11
e a n
tes
de
p
a r
ti
r
hubiera entreg:l·d0 a los Mercenarios
alguna
can·
tidad de dinero
para
en1pezar
la
obra.
Nosotros avanzarnos aún n1ás en nuestrRs su· _
posiciones:
y
así
con10
he1nos
creíJo
que
en
la
ve·
ni da del
I-'.
Sal
a n1 anea
a
I--I u
anea ,
intervino
1a
influencia de su con1patriota ante los superiores,
nos a
t
re \
7
e n1
os a decir que
tal
vez a q u
i
é
n [). Pe
<l
ro
\lalero
confiara la ejecución de la
obra
fué
al santo
fr a
i
1
e
cocha
b
a n
1
b
i
no su eo ter r
á
ne o.
Sostenen1os,
pues, que
fué el P. Salan1anca
quién leYantf>
la Iglesia
y
sacri~tía
del Santuario
y
quién adquirió
para
el culto los
pri111eros
or11a-
111entos
y
objetos
sagrados.
Pudiera
suceder que la
pritnera
piedra se hu–
biera
puesto
en
tien1
pos del P. Su a
rez,
en el año
en que
él
co1no
\'0111endador
a~1
Cu7.CO,se encargó
de la custodia del
S~ñor,
pero ln
CO
l~U '. 113.CiÓn
de
la
obra,
111uros
y
techos,
habría
siJ1J
la obra de
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