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1nacdo
pai·té·de la
co1nisión.· Podernos si
aceptar
que
ei venerable sacerdote
tJrn1ara
parte de
las
personas
cuya
voz
oiría
.el
Obispo .Arregui,
en ·pri.
vadas
eonsultas,
acerca de
lo~
sucesos desarrolla–
dos en Huanca.
Eii
cu a<Í to a la partici
paéión.en -
ella
del 111ar–
q
ué" de
Valle TJmbroso l). Diego de Esquivel
y
Na-.
via, que
tambien
quiere el erudito historiador an·
tes
citado·, no se ve inconveniente
para negarla:
habria inás
hien
razones
en su favor,
pnes,
el n1a r–
qués de
Valle
Urühroso, aunque
indit·ectan1ente,
alguna
relación
tenia
con
las
apariciones
de
I-Iuan–
ca, desde ·el n1on1ento en que Diego Quispe era tra–
bajador de la.s
111inas
de Yanantin propiedad de
sus. antepasados.
· Vino, pues, la
cot11ision
a Huanca ·y después de
estudiar el sitio, las declaraciones de Valero, oido
el jura111ento de
los
testigos· del
reconocin1iento
que
D. · Pedro había hecho del
n1édicá
E1nanuel
en
la figura del Cristo de I-1 uanca
y
escuchadn el rela.
to
del
desarrollo de la
devo.ción
al Sefior que tenía
la indiada
desde
que
el P. de
I--Ier1~era
hizo piritar.
Ja In1agen en la Roca 111isn1a de las apariciones a
Quispe, regresó al Cuzco a
intor111ar
al
Prelado,
detenida1nente,
de
todo.
Y debe de haber
sido
el dictan1en de
]a
co1nisión
tnuy.favoi·able
a la
veracidad <le las apariciones
y
al culto que aumentaba de día en día, cuando el
I)relado
autorizó
oficial
n1en
te dicho culto,
d:i11clo·
con el1o
por
aceptadüs
las
apariciones.
·
Las
razones que tene111os para
decir que
fué
entonces
cuando e1npezó
el culto
oficial del
Señor
de
Iluanca
son
las ·
~iguientes:
·
.l) _
l~s
voz con1ún que
el
Obispo
del
Cuzco que
aprobó el culto·del
Señor
de H·uanca fué un ·Obispo
de la
Orden
Seráfica.
.
2)
Todos los .que
han
escrito
accr'ca
de
IIuan-