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y
artísticas,
cornizas
del tien1po colonial;
albergan en su seno
recinto
solitario .
en
donde
se 1evan
ta granítico
s-a ntµario,
¡baluarte
que
repele
las
furi~s
de
Belial!
Antes de 'penetrar
los
pórtic<:is
clan~trales
nuestra alma
ya
adivina
preludios e:-tert)a·Ies
v tnisticos
ensueños
de
celestia
1
unción:
i
unción
!
que en
1
o pro
fu n
do·
<le n
tl
estro
sér eu
i
ta
el
o
11ace
que en el
sile~1cio
1nusite acongojado
1
µlegarias
dorosas
en
férvida oraci<)n.
.
.
Y pronto
se
acerca.ron hacia
peñ~séo u1nh1~ío,
ndu~to
y
silencioso con un dolor sornbrío;
cohij~l
a
ese rupestre
la sobra
de
una cruz.
Ahí
sobre
u n a
p1edra
fantástica
figura
perfila
su
silueta, raqiante
de
hertnosura,
la efigie ensangrentada del Redentor
J
esus.
Nuestra
alma
ado~mecida
por
Un suave
lirisrno.
nuestra
altna
ahí
respira
iiublin1e
1nisticismo
en la
quietud
solen1ne de inmensa ·soledad .. :...
l~
n la rnansión deífica
de
Ja
silente er111i
ta
hay
un conjuro arcano, que es tina eterna cita.
dt:
paz
y
de
alegría,
de
calina y
de
piedad.
r~·a
tieri·a
hun1ecida con
gotas ten1blorosas
regac~a
p0r
el llanto de
ensangrentadas rosas,
de
flores
que circundan
la
pt:ña del
Dolor;
ahí se le
contempla
al Dios de
Isaías,
colrnado
de ·oprobios
y
escarnios
al
l\1esía~,
al Dios de
los
profetas que sufre por
an1or.
!¿as
ge11ieb'ur.das
notas
de
'mustios
violines,
que
tañe~
a
lo JeJos, allá de los confines
-~us
vírgenes
a .rpegios
de :
un
¡ay!
conn1ovedor,
las
tré~~la~ so~t(t~s
de Jiras intangibles
y
cítaras
pulsadas
.por
mano~
invisibles,
lan1entos
de
laúdes,
nos
mueven
al
dolor.