coscco
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que también vió otros rnontones de
piPctras finas que brillaban {]e una
1nanera rara; que corno 'las pe.pas de
or o pesaban, no pudo sacar todas
ln,f.; quP.
h nbiPi-a
(1 ASHado;
que después
«OITIHllZCI
rou
il.
de~n.ncla
r ]o andado
i
a ntes
de llegará
la puPrta fué
nueva–
rneo te vendado
i
conducido como
á
la
ifla hasta
llegar
á
la puerta de calle de
la
casa; que cree b.aber recorrido el
n1ismo caniino por donde
lo
llevaron;
qne finaln1Rnte
i
ya
en
la
puerta
del~,
casa le quitaron la venda de los ojos:
qne luego dió cuenta a su arno de
cuanto había visto, entregándole
tar.obién las pepitas de oro que había
t raído.
Me dijo luego que esa roañan.a ha–
bía salido muy temprano en la espe–
ranza de poder recordar
i
reconocer
el carnino que le hicieron
andar
con
los ojos vendados, pero que desgra–
ciad an1ente no había podido encon–
trarlo.
Mi padre nunca volvió a pregunta·.r
al
esclavo Mariano nada referente
á.
lo que había visto aquella noche
i