PROLOGO
contribuir, con elementos de todo orden, a esta fae–
na, que de suyo reclamaba tan importante colabora–
ción, para crear situaciones y dar vida y animación
a muchos cuadros, conservando siempre la índole,
el sello distintivo de la raza.
Ha sido por ese afán de no salir del ambiente lo–
cal, más que por otras consideraciones, que López
Albújar ha querido de nosotros el presente
examen~
crítico, nuestra opinión respecto a sus cuentos; gra–
to cometido que cumplimos aportando ttl mismo
tiempo el resultado de nuestras observacion0$ sobre
algunos hechos importantes en que hemos interve–
nido personalmente.
El cuento
Los Tres Jircas
e<i una contribución
interesante a
la
leyenda del origen preincaico de
Huánuco, llamado Pilleo entre los indígenas; o por
el ave
pilleo
que adornaba la corona de algunos ído–
los, el
suntU1'
-
paucar
de los incas y la diadema de
los
huaca-camayog,
o por la planta
villcu,
muy co–
mún en estos lugares, o por el color bermejo, lus–
t.roso, del jirca Rondos, de cuya falda parece un
aplanamiento artístico, una continuación gallarda–
mente intencionada, el hermoso va!Je de Ja ciudad.
López Albújar se descubre en este cuento ·como
un explorador entusiasta que ha recorrido paciente–
mente los dominios de la tradición y penetradv en
la intimidad de románticas edades preteridas, para
interrogar el sentimiento de la raza
y
dar existen–
cia a la divina Cori-Huayta entre las ruinas convul- -
sas y al soplo fecundante de su imaginación creado-
ra.
La d escripción que hace de los cerros Marabam–
ba, Rondos y Paucarbamba tiene la virtualidad de
u na fotografía iluminada al natural, bello trasunto
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