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mutuo de virginidad, no supo qué pensar. Pero como Santo.

y

modelo nuestro, no quiso juzgar mal, ni menos acudir a la

justicia humana. Sin embargo estuvo perplejo en su corazón

si la abandonaría.

Entre tanto Nuestra Señora, a quién no se le ocultaba su

situación dificilísima, conservó su corazón .

pu~sto

en la Divina

Providencia, dejándole a Ella sola el cuidado de volver por su

honra. · Y he aquí que, cuando San· ]osé iba por 'fin . a abando–

narla, un Angel del Señor se le apareció la noch-e anterior

y

le dijo: fosé, no abandones a María; _que_ el fruto q11¡e lleva

.

en su seno es del Espíritu San fo;

y

le pondrás por nombre jesús,

.

que e·s El .el que ha de salvar a Israel.

~-~~}~·:

~-

CAPITULO ., XVI

Sobre el nono

y

décimo Mandamiento :

....

1

N o desear la

_rnujer

de tu

próji1n,o.

N o codiciar

t

?

os.

los bienes ajenos.

P. ¿Qué vedán el nono

y

décimo 1Vlandan1ientos?

R. Las codicias deshonestas y de hacitnda.

P. ¿Para qué son estos dos últin1os Mandan1ien-

R. Para n1ás .aclarar el sexto

y

séptin1o precepto .

~-.

¿

~s

pecaqq deseat tenJer n1ás que otro

por

vía

justa?