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la casa del rico ; o son como el que repu–
dia el fruto exquisito y sazonado de su pe–
qne':;ú huerto para buscar el del cercado
lejano.
Nuestra sociedad porteña especialmen–
·te, en el empeño de extrangerizar sus cos–
tumbres y sus gustos, olvida de nuestra
patria; olvida que este país, inmenso por
la extensión de su territorio, tiene todos
los climas, desde el intenso
frío
de la Tie–
rra del Fuego, hasta los calores tropica–
les de Orán y de Formosa, y que, desde
las elevadas cumbres del Tupungato, del
Aconcagua, del Aconquija y del Chañi,
hasta las bajas planicies de La Pampa,
hay diversidad de paisajes en los que la
naturaleza pareciera haber querido rea–
lizar su obra maestra.
Este pequeño libro, solo os ofrece algu–
nos apuntes de lo que he visto y oído du–
rante mi corta estada en la Provincia de
Jujuy; pero va en él todo mi empefío en
despertar siquiera un poco de interés por
esa Suiza argentina, tan bella como las le–
yendas incásicas que encierra, e histórica