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sus extasiados hijos que se postran ant
su bella imagen en la tierra.
La historia de Ayaviri tiene su primera
página brillante, cuando tras rudo com–
bate, defendiendo sus derechos
i
autono–
mía, se rindieron los ayaviris al impulso
avasallador del inca Lloke
Y
upanqi , va–
leroso y prudente que los ganó i subyugó
más que con el valor i brillo de sus sol da–
dos i de sus armas con
el
tesoro de la civi–
lización que les brindara con un tino i
sagacidad muy distintos de los que em–
plearon Pizarro i los suyos; i se rindie–
ron
e
hicieron
sus vasallos ,
trocaron
sus bárbaras costumbres por otras más
ajustadas a la moral que se abrió paso
en tedas las regiones del Tawan tin Su–
yu por la prudencia de los 1neas
i
por
la
índol~
suave de los autóctonos peru–
Yianos. Amejoraron en sus creencias reli–
giosas, pero adoraron al sol, i sin embargo
su religión algo tenía de grande cuando
confesaban a Wirakocha el dios invisible