-120-
dia.
En verdad, Señor, que más de una vez
he quebrantad/fmis
pro¡.¡ó~itos,
que eni.regado'
á
los desvaríos y excesos del rnunE:lo. me ence·
rré en un círculo de vkios, siendo tipo
d~>
or –
gullo, foco de vanidad, modtlo
u
e perversi(lll;
es cierto que olvidé tus prece¡;to. .;, y menospre·
ciando·
a
la virtud. desoí los re:' etidos gritos de
mi condencia: es verdad, Uios mío. que pro–
voqué vuestros enojos,
y
que. entre mis mal–
dades pude haber rodado alguna vez
á
lt>S in–
fiernos_; y vos ¡oh pacientísimo Jesús. diciendo
á
cada paso
y
donde quier-a;
''nprended de mi
que soy man o
y
bumil~e
de cor:.,zón. '' Todo
es cierto. Señor, pero también es verdad que
soi:. grande, gen·eroso y
cbmpa~ ivo:
heLhos que
acreditan mi e:Xistencie,
á
pesar de mi maldad;
porqué, ¿que os ob' iga
á
guardar una misera –
b ·e vida? ¿qué os detiene para no pulverizar una
porción de tierra? ¿qué esperais d·e
la mÍo;m;¡_
nada 6 de una criatura que produjo el pecado?
!
Dios mio! yo veo que me amai ·
y
que porto–
da recompensa, con mis acciones, os be dicho
como Luzbel· "Quién como
yó?
i rnfeliz di mí .
Hormiga despreciable, vil
y
asqueroso gusano,
¿qué pretendí?
¡Ah Señor, castigad
y
herid,
quemad y cortad; destruid
y
aniquilad
á
quien
tanto os ha ofendido, aunque yo qui!iiera la
vida para ?Ublicar vue!'tros pro :Hgios
y
hace r–
me esclavo de gratitud.
P0r eso estoy aquí.
como el ciego de
J
eric6, diciendoos como él:
"jesús, hijo de David. tened compasión de mí"
Yo soy Longinos, el mismo que os hirió; pero
ya tengo luz en mis
(,jos,
y he visto que pequé
como la Magdalena.