EL AYLLU
promiscuidad sexual sin freno
y
el relaja–
miento más completo de toda cooperación
colectiva '.
Probable es que la ciencia social no gane
gran cosa con estas disputas. La oscuridad
que reina en las relaciones primitivas de los
hombres, la insuficiencia de los materiales
recogidos,
y,
sobre todo, los intereses de
escuela, imeide ver demasiado claro en este
orden de fenómenos. Lo
importante sería
determ·na
el grado de afinidad social, de
~
cohesión estructural, que han
tenido en
cierto momento de su evolución los grupos
humanos. ¿Cuál ha sido el grado de tonici–
dad plástica que han necesitado ó
poseíd~
los nucleos sociales más simples, las células
germinativas de la asociación, para desen–
volverse después en todas las demás formas
1.
Gumplowicz,
Lucha
de
ra-ras
;
Engels,
Origen de
la
Familia.