llazante se lee:
«Es tá tan ten.i la esta ag ua e.leste río, que
todos los que se qui eren curar de las
b?tba
en todo el
Piru , se vienen á Guayaquil , por amor del agua venir por
za rzaparrilla , que sólo el ag ua les sana
in sudores,
y
en
bebiéndola, se alanza Ju go por los poros y · alimpia el
cuerpo, y quien allí toma la zarzaparrilla con sudores sana
muy más presto , al doble de los que beben el agua simple .
Y yo he visto venirse á curar de las
bztbas
de seiscie ntas
leguas que es tán los
Citanas;
y viendo es to los vecinos de
Gita)1aqzúl,
hicieron un hos pital en la ciudad para los po–
bres que se vienen
á
curar de aquel mal, aunqu e es tá po–
bre y seria g ran caridad que Su Magestad le
socorriese
con algo de su caja; y aun tambien, como es puerto enfe r–
man allí ma rineros pobres y se van á él y no son bi en cu–
rados por la necesidad que ti enen.» '
La sífili s qu en esas épocas azota ra dive rso pun–
tos del territorio peruano hubo de presenta r esa forma
preferentemente maligna.
«La ausencia de tra tami ento ó
un tratamiento insufi ciente influía también sobre el desen–
volvimiento de estas sífilis malignas». Y si á es to se ag re·
ga las causas preparadoras á que acabamos de hacer
alusión , no debe de extrañarnos verlo comprobado sobre
1.- Relación general de las poblacio nes espafiolas del Pené . !terJ1.a por
el licenciado Salaz ar de Villaz a1ite.
En
R elaciones Ceo¡r1-ájicas de Indias. ,
T om.
I.
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