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LA AZUCENA DE QUITO

591

las informaciones algún tanto incompletas

de los testigos .-No sabremos decir en qué

forma citaría la impresa en Madrid el que

se asegura haber depuesto de su existeflcia

en el segundo

P roceso informativo

de

1742

á

l

7

52,

que no hemos visto por no haberse

dado á luz; mas como ese testigo era indu–

dablemente el P . Morán de Butrón, tene–

mos por cierto que no la daría por publi–

cada el año de

1725

(del que no hay edición

madrileña de la

Vz'da

de la B. Mariana),

sino el de

1723,

fecha en que, según las

licencias para la impresión, hubo de salir

precisamente

L a Azucena de Quz'to.

- De

la que se afirma escrita. por el P. Morán de

Butrón, da testimonio explícito él mismo

en el

Smnmarium supe1' Dubt'o,

donde men -

ciona el «libro della vita ch' egl i compose

della Serva di Dio» (pág. 29), sin más por–

menores.-La impresa por el P. Castañeda

hállase indicada por el P. Miguel

Sal~zar,

otro de los testigos, en el mismo

Summa–

nitm,

donde asevera que sabe de buena

tinta que «la fama delle virtu della Serva •

di Dio si

e

propagata senz' alcuna contradi–

zione, non so lamente in America, ma anche .

in Europa dove stampar fece la vita ed i

miracoli della Serva di Dio il Padre Giovan

Francesco Castagnéda Procurator Generale

della Provincia dell' Indir, e questo mede–

simo Padre Procuratore ne ha scritta una

lettera da Madrid a l Testimonio, che in

tanta stima erano ivi le virtu della Serva

di Dio, che furono tra i Devoti della mede–

sima da esso distribuiti ci11quecento libri di

quelli, che ivi si stamparono... .» (pág.

238).

De estas palabras del P. Salazar se infiere:

lo primero, con toda certidumbre, q_ue la

edición de que le habla el P. Castañeda se

hizo en Madrid; y lo segundo, con más que

mediana probabilidad, que dicho P . Casta–

fied<;L no fué autor , sino simple editor de la

Vida

que «stampar fece». Si el P. Salazar

se hubiera acord.ado de significarnos la fecha

con que le escribía el P. Castañeda, tal vez

ésa nos sirviera para aclarar más la cues–

tión; pero, en todo caso, es cierto que él le

escribía desde .M.adrid,

y

cierto asimismo,

por los catálogos, que residía en Madrid el

año de

r723.

Añádase que no parece creíble

que su oficio de Procurador le

dej~se

tiempo

de sobra para pensar en escribir obras de

esta especie por su cuenta. T éngase t ambién

presente que los Procuradores de Indias so–

lían ser los encargados de imprimir y ex–

pender las que les ven ía n de aquellas regio–

nes. Todo concurre, como se ve, á probar –

nos que el P. Castañeda no pasó de editor

de una

Vida

de la B. Maria na , así como á

indicarnos

q~ e

debió de serlo de

La Azu–

cena

del P. Morán de Butrón, la circuns–

tancia nada casual de haberse impreso ésta

justamente el año de

1723

en Madrid,

y

no

haber noticia de que aquí se estampara nin–

guna otra

Vida

suya por ese tiempo, ni an–

tes ni mucho después.

Oigamos ahora al P . .Morán de Butrón:

«Passados setenta y seis años de la muerte

de la Venerable 'virgen .Mariana de Jesus,

y veinte

y

seis que ha que escri vl su vida ,

me obliga la obediencia

a

repetir el trabaj o,

por los contratiempos, y fortun a contraria,

que en Mar, y Tierra padecio, sin llegar

a

la Prensa, ni

a

la 1uz publica el nombre de

Mariana, no con pequeño sen timi ento, assi

de esta Republica, como tambien de mi

Religion. Porque encomendado el libro al

Capitan Joseph Guerrero de Salazar, quien

en cumplimiento de la Real Cedula, que el

afio de 1694. [ á

20

de

]

ulio] expid io n ues–

tro Catholico Rey y sefior Don Carlos Se–

gundo, para que se pidiesse limosna en est os

Reynos para su Beatificacion, y la de su

sobrina Doña Sebastiana Caso ; passaba

a

Lima

a

executar demanda tan piadosa, solo

pudo conseguir su solicitud, por la falta de

medios competentes para la impression,

siendo alli los gastos muy crecidos, el que

del volumen se sacasse vn compend io, como

de vna fuente vn arroyuelo ; el q ual se im–

primio, para mover con el las voluntades

a

la piedad, cerno sucedio .... Al Capitan S>ala–

zar [ que

a

los principios de su demanda

acabo en el Cuzco, dexanrlo Ja obra tan im–

perfecta, y las limosnas tan poco assegura–

das] .... se siguieron el señor Don Melchor

de la Nava, y el señor Don Nicolas de Pa–

redes; con que fa ltando el influxo de estos

astros, y los Agen tes de Ma riana, si no se

marchito su devocion ...., se suspendi o su

patrocinio, se perdio el libro manuscrito de

su vida,

y

se entrego toda la causa al olvido.