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GUERRA
maron las calles de la ciudad. Como Hernando Pizarro estu–
viese confiado en las treguas asentadas, estaba en su cama;
cercáronle aquellas casas, que de grandes
é
muy fuertes pa–
redes de vivas piedras eran hechas. Los veci nos
é
habitantes,
como oyeron el ruido, algunos salieron
á
ver lo que era,
é
otros que lo sabían, fingiendo que no lo entendí an, se esta–
ban en sus lechos basta ver el fin del negocio. El Adelantado
/
luégo se metió ·en la iglesia,
é
con él el capitan Gomez, é
Diego de Al varado,
é
D. Alonso de Montema yor,
y
el conta–
dor Juan de Guzman, é Lorenzo de Aldana,
y
otros muchos.
Pues como Rodrigo Orgoñez hobiese cercado la casa de
Remando Pizarro, tomó luégo en su poder aquellos pequeños
tirillos que al
1í
á la puerta· de la casa estaban, é al ruido re·
~
cordó Hernando Pizarro. Ciertamente con mucha verdad,
se-~
gun se dice, se mostró caballero animoso en aquel tiempo;
porque desechando de sus ojos los envelami entos del sueño,
en un punto
fué
vestido é armado de las armas que allí tenía,
é
tomand o una espada é una adarga se fué para una de las
puertas que la ca a tenía, é dijo á Gonzalo Pizarro, su her–
mano,
é
á
otros, que .se fuesen á la otra, que pues Almagro
le babia faltado la palabra
é
rompido las treguas, que ántes
había de morir
á
sus manos que no entregarse
á
su poder
vivo , pues del fementido no se podía tener nenguna espe–
ranza para fiarse de su palabra,
é
que al fin Almagro babia
hecho como quien era. Los españoles que allí se hallaron, que–
riendo imitar
á
su capitan,
ton~aron
sus armas para se de–
fender; Rodrigo Orgoñez tenía cercada la casa,
é
daba gran–
des voces á H rnando Pizarro, que se diese á prision al Ade–
lantado, que tuviese por cierto que su persona sería mirada
é
mu , bien tratada. La noche hacia muy escura, porque aún
babia de allí al dia más de tres horas,
é, á
las voces que daha
Orgoñez, Hernando Pizarro le pudo oir,
é
dicen que re pondió:
«NO
me ten °o de dar
á
prision
á
un soldado como vo "; rgo ·
ñez Je re pondió que él era capitan general de la gobernacior¡
del nuevo Toledo, y él un teniente particular del Cuzco , sin lo
cual, su persona tenía valor para que él no se despreciase de