DE LAS SALINAS.
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CAPÍTULO VIII.
De cómo los del cabildo
-
de
la
ciudad del Cuzco mirar
o~
las
provisiones que de _parte de D. Diego de Almagro fueron noti–
ficadas,
é
cómo respondieron á los que las vinieron
á
traer,
e
de
las treguas que fueron puestas entre unos
y
otros.
Los del cabildo no se conformaban en el recibir al Ade–
lantado, ni tenian otra atencion que servir
á
S. M. como sus
leales vasallos, é no ir contra sus mandamientos; é literal–
mente lo que ellos entendian ·era que S. M. hacia su Gober–
nador
á
D. Diego de Almagro de la gobernacion del nuevo
Toledo, que co!Ilenzaba al cabo. de los términos del Goberna-
\l
dor D. Francisco Pizarro, que era lo que primeramente reza-
ff
ban sus provisiones,
é
otras setenta legul:ls Norte Sur al meri–
diano, segun que se contiene en las provisiones, que ya me
acuerdo que he <licho las tengo de poner en esta obra cuando
allegáremos
á
la eleccion del juez árbitro que para los Gober–
nadores
fué
nombrado, porque allí da el discurso de la _obra
materia evidente para lo recitar. E viendo, pues, los del cabildo
que S. M. señaladamente no les ·mandaba ue recibies
'
Almagro, ni ellos eran letrados ni cursados en el arte del ma–
rear para conocer los grados
y
saber el la altura para lo de–
terminar, aunque, como digo, hubo algunos votos 12ara el..!'.lt:'
cibimiento, determinaron de r'esponder
á
los mensajeros que
habian venido de parte de Almagro equívocamente, que ya
era tardeé no podian determinarse en lo ·que habían de res–
ponder, que se volviesen al Adelantado
é
le dijesen que ma–
ñana , Dios queriendo, determinarían de responder , porque una
cosa tan
ard.uaé de tanta importancia no se podia así ligera–
mente determinar sin maduro consejo. El licenciado Prado