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GUERRA
era gran yerro pues podían conservarse con la paz; dicién–
doles más, que sembrasen
é
labrasen sus tierras, é que si al–
gun cristiano les hiciese alguna vejacion é maltratamiento
que él lo castigaría:
é
asimesmo les amonestaba Aldana á los
indios que dejasen los ritos é ceremonias que tenian, pues era
todo engaño,
é
que se volviesen cristianos. Estas cosas é otras
les dijo
á
todas aquellas naciones
é
caciques que estaban jun–
tos,
é
fueron harta parte para que se apaciguasen.
É
luégo se
partió á la ciudad de Cali, adonde en llegando, como su deseo
fuese bueno, entendió en la reformacion de los naturales;
é
porque le pareció que estando repartidos entre muchos que
los españoles padecerían necesidad, é los indios con e.l trabajo
se acabarian de consumir, hizo luégo el repartimiento entre
los que le pareció .que mejor lo merecían y se podrían sus–
tenta1· sin necesidad, é sacando·á los <lemas pensó mirar quién
pudiese ir áJ>oblar las provincias de Ancerma, que el capitan
Belalcázar babia descubierto.
En este tiempo Pedro de Añasco tuvo nueva en Timaná de
la estada en Popayan de Lorenzo de Aldana,
é
determinó de
se venir á ver con él, ehviando delante de sí á Melchor Her–
nandez parn que hiciese gente;
é
luégo se partió é vino á
Cali. Lorenzo de Aldana le recibió muy bien, é le proveyó
é
nombró por teniente de la villa de Timaná, é se volvió luégo
á ella; é á un Cristóbal Orejon, natural de Mérida, por cierta
¡
herejía que babia dicho ántes de aquellos dias de nuestra ben–
dita Señora, que en mí mesmo por me acordar de ella en este
paso me turbo, segun era fea,
y
habíase quedado sin castigo
y
áun sin reprender, el General, queriendo que la tierra que-
dase limpia de toda maldad, le prendió
y
envió preso á la
ciudad de Los Reyes, adonde le fueron dados públicamente
cien azotes con una mordaza á la lengua; despues le mataron
indios, porque pidió un pueblo que tenía el convento de nues–
tra Señora de la Merced de la villa de Ancerma,
y
estando en–
vuelto con la señora de quellos indios vino su marido
é
otros
é
le mataron. Cosa muy bien hecha 6 por él merecida, pues
los indios del servicio de la Madre de Dios quería haber para