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276

.GUERRA

Cuzco

y

llevase provision de teniente. general,

y

que sabido

cierto que el

Gobernad.or

venia tras él, que

to~ase

los dineros

é joyas que se haflasen de Gonzalo Pizarro y de Hernando ·

Pizarrn, y que lo repartiese entre los soldados. El tesorero

Alonso Riq_uelme se halló presente

á

este proveimiento - de

Diego de Al varado,

y

le dijo al Adelantado: "¿Por qué ,"'señor, ·· •·

haceis una cosa _tan fea como esa?» Rodrigo Orgoñez respondió.

y

dijo, que no se tomaría ninguna cosa. por entónces hasta

ver lo que determinaba el G-obernador: Y asimismo fué acor–

dado por Almagro,

y

por aquellos caballeros que allí juntos

estaban, que se fuesen luégo

!

Guaytara, que era fuerte, y se

torn·aria qtii vez

á

intentar la paz.

É

dejado en aquel pueblo

.de

Zang~lla.

al tesorero Alonso·Riqnelme con el tesoro del·Rey,

y

á:

dps alcaldes é . regidores ·y otros _al.gunos españoles·, se .

partiÓ· C~>n

la demas gente de su campo ése fué

á

los aposent?s

· de Guí,lytara, adonde asentó su real, é acordó de aguardar 'á

ver lo que se podría hacer. El aposento estaba

d~

svia.do

de

~ta

siena' que

.cier~o

es áspera

y

trabajosa

de

subir :Porque

va' un camina prin-cipal por lo alto é más encumbrado de

' ella, y está otro poi· el cual tambien se puede

sub~r

pero con

muy grande dificultad, é por una parte

é

por otra está cer–

cada de grandes despeñaderos,

y

si los que estaban en la·

cumbre de esta sierra tuvieran aviso de la guardar no la per–

dieran tan ligeramente.

El Adelantado,.llegado al aposento que dicen de Guaytara,

despues de haberse ido Diego de Al varado al Cuzco, dijo

á

Rodrigo Orgoñez que ya veía en el estado en que estaban los

negocios,

y

cómo les convenía con prudencia mirar por lo que

entre manos tenían, de tal manera que sus enemigos no to–

masen venganza de ellos; y que pusiese guarda bastante en lo

alto del paso, y se cortase la sierra por donde venia el ca–

mino, de suerte que estoviesen seguros que los enemigos no

los tomasen descuidados. Orgoñez respondió que él lo haría,

aunque bien tenía creído que Hernando Pizarro se daría maña

como quedase satisfecho; é diciendo esto mandó al capitan

Francisco de Chaves, que con cincuenta hombres estuviesen