IJll LAS SALINAS.
439
minas las
ha~
a habido tnn ricas en la mayor parle del mundo.
Llegados los españoles cinco leguas más hácia el Poniente, les
salió de paz el principal Señor llamado Anquimarca,
y
el se–
ñor de los Moyos, que babia por nombre Taraque, y el de los
Chichas, los cuales dieron la obediencia al Emperador y Rey
nuestro Señor, é prometieron de sustentar la paz que entónces
asentaban é que nunca moverían guerra.
Y
Yiendo Gonzalo
Pizarro la buena manera que aquellas provincias t<'nian,
y
los
muchos indios que babia en el las é la gran noticia que daban
de minas de plata riquísimas, determinó de dejar allí al ca pi–
tan Diego de Rojas con la gente,
y
él vol ver al Cuzco
á
dar
noticia al Gobernador. Lo cual entendido por aquellos caba–
lleros , todos loaron su ida;
é
así se partió luégo
é
quedó en
las provincias de las Charcas el capitan Diego de Rojas con
ciento é cuarenta españoles de pié
é
de
á
caballo, donde es–
tuvo hasta que se fund ó
é
pobló la villa de Plata.