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DE LAS SALINAS.

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renta·_é ciñco é quinientos é doce caballos,

é

muchos negros

é

negras, indios

é

indias esclavos, con otros a'derczos (que para

aparejarse

~e

gastaron pásados de cien mil pesos, é si en este

.reino se hobiera de comprar no lo qicieran con quinientos mil

pesos), se partió de la ciudad de Urabá por el mes de Febrero

del año del Señor de mil .é quinientos é treinta é siete. Llevaba

por su teniente

á

Francisco César_.

é

por capitan de gente de

á

pié al tesorero Alonso de Sayavedra, é por Maestre de

campo

á

Juan de Vill'oria,

é

por alférez

á

Alonso de Monte–

mayor.

É

com'o esta .jornada sea fuera de lo¡: límites del Perú., é

yo me halle tan cansadQ.é fatigado en env!3stigar las cosas de

acá

i

r:io me obli.garé

á

salir de la rpat_eria por , nenguna cosa,

por ser' nosotros los primeras que abrimos camino del mar

Oc~ano

al del Sur; é porque se

s~pa

cómo entraron tantos es–

pañoles de Cartagena en el Perú j1,rnlos, escribo lo que con–

viene para este. efecto. Los principales que venían en esta ar–

mada ·eran el ten.jente ·Francisco César} é Juan

de

Villoría, é

D.

Anto~io

de ·Rihera , natural de Soria;

y

el comendador Her–

nan Rod1·iguez de Sosa, natural de Estremoz, en Portugal ; y

el alférez Montemayor, natural de Herranuñez ;

y

el tesorero

.Alonso de Sayavedra, natural de Tordesill as; Alvaro de Men–

doza, natqral de Don Benito; Lorenzo Estopiñan de Figueroa,

n'atural de ·Jerez de la Fron tera; Melchor de Suerdenaba, na–

tural.de

Toro; Martín Yañez Tafor ,·natural de Córdoba; Arias

Maldonado, natural. de Salamanca;

Anton~o

Pim9ntel, natural

de Mayo1·ga ;. Alonso de Villacreces, natural de SeviHa; Balta–

sar de Ledesma, natural de Salamanca, é otros muchos caba–

lleros é _hijosdalgo. .Con el los se parti.ó

~adillo

é

anduvo un

año

y

más ttempo descubriendo, donde se pasó muy gran

trabajo

é

grandes miserias de hambres, _que murieron no–

venta

y

dos españo les

é

ciento

é

diez

é

nueve caballos,

é

tan ta

.fué

la hambre, que se tuvo por-cierto que todos pereciéramos.

Y en fin de haber pasado los trapajos

é

necc idades que he

contado, allegamos

á

la ciudad de Cali;

é

si Vauil\o no tu-.

vi-era intento

á

sa lirse por la mar, bien pudiera dar en la ri-