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GUERRA
afligían en tanta manera, que el mesíno Gobernador no era
parte para que el alboroto cesase, y él, no pudiendo encubrir
la pena que esta nueva le causó, decia: «¿Por ventura, vos–
otros no sabeis que tal haya sido mi deseo para el servicio
del Rey, é como há treinta años que con tanta afliccion
é
tra–
bajo de mi persona yo le he servido,
y
como, si por mí no
fuera, este riquísimo reino no fuera descubierto? Y no tengais
á mucho lo que digo, porque yo os certifico, si este viejo
tuerto que aquí veis no pusiera tanta vehemencia en el des–
cubrimiento é con tanta solicitud no lo tratara, que Pizarro lo
dejara por hacer, pues muchos saben cuántas veces intentó Ja
vuelta
á
Tierra Firme;¿ y que venga agora un fraire con las
mañas que ha tenido, para que en su persona se dejase el pa–
recer de una cosa que era menester letrados, juristas
y
hom–
bres doctos que sin atliccion juzgaran lo que era justo,
y
exhortado con los dichos de los Pizarros, mis enemigos, pro–
nuncie sentencia tan injusta contra mí?»
Rodrigo Orgoñez, viendo que así se afligía, le dije que no
se fatigase, pues él había sido la causa principal de todo
aquello,
y
que le pesaba de que todas las cosas que Je había
dicho hobiesen salido verdaderas, y que por no haberse se–
guido por ellas no estaba apoderado en su gobernacion, sin
que de aquella suerte se hobiesen las cosas guiado; é que el
final remedio que tenía era que, cortando Ja cabeza á Her–
nando Pizarra, se retirase á la ciudad del Cuzco, adonde se
harían fuertes, y que aunque el Gobernador con poderoso
ejército los siguiese, no eran ·los caminos tan fáciles ni tan
bien proveidos que no allegasen tan fatig-ados é trabajados
que en cualquiera parte no los pudiesen desbaratar;
y
que la
sentencia que Bobadilla habia dado no le diese pena, que se
llegase
á
lo que César decia,
qu.e si las leyes se habian de que–
brantar habia de ser por reinar.
El Adelantado le dijo, veamos
si quiere el falso juez otorgar el apelacion, y si podemos venir
en tales conciertos que S.
1\1.
no sea deservido con las guer–
ras
y
alborotos, que no se excusan si adelante pasa esta con–
tienda;
y
como estaban tan indignados de la sentencia, ame-