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iELC OR DE
AVARR
R CAFUL.
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eguian la onqui sta espiritual con un heroísmo ,
que olo podi venir del cielo. Inermes , despro–
vi to de todo, sin fuerzas
y
sin amparo, . e ar ro–
jaban intrépidos
á
bosques inhospitalarios, qu
nunca habi hollado la planta del hombre civi–
liz do, no en busc
de codiciado tesoro , ni por
aciar la sed inextinguible de saber, sino para
promover la tfelicidad teroporal
y
eterna de hom–
bres tan
viol~ntos,
como la fiera lnas cruele
e
la solitaria selv . Nada entibiaba su celo : ni el
e @n ener–
lque rel a-
~=~~s
Ófl
anos
é
derse sin
esperanz
e aux·ro entre pantanos, intransi–
table arboleda, animales feroces, reptiles vene–
nosos é insectos insoportables ; el naufragio en
rio
que amenazan con cruel muerte en u lecho
en
u
01
ill
;
1
enfermar
in
i tencia
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el pa ar de
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s dulzur· d
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b ndono
lv b·e · todo lo
reveí n
in
temor
y
lo ceptaban con paciencia por obedecer
l voluntad de Dio .
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orificio er· tanto mas
her ' i
, cuanto u
.' n1enudo les faltaba el
n-
uelo de haber padecí
con fruto dut aderos.
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odi · n fiar e en l
docilid.
d
lo
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