CONDE DE
OASTELLAR .
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Personas influyentes en la débil Corte habian
hecho al
Conde~
entre otros cargos ménos admi–
sibles, el de haber arruinado el comercio de
galeones con la licencia concedida
á
un buque
para ir
á
1Y1éj ico , . de donde regresó cargado de
efectos valioso'"'. No era difícil excusar esa falta
si falta podia llamarse, en un tiempo en que,
á
causa' de los .for1nidables ataque de los filibus–
teros, habia sido necesario ren1it ir
á
Méjico los
azogues del P eru, á fin de que su minería
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se
paraliza.sepor no poder recibirlos de la Península.
1\tias, ni
t
n legítim"3. escusas , ni sus extraor–
dinarios serv·cio ' la hl3Ic· emda, i toda sn
admini tr cio
depuesto Vire de una resi encia , oniada con
inusitado
w'
~r .
Aunque el juez le aosolvia,
S~l . '
poderosos enemigos hicieron, que el Arzobispo le
desterrase á P aita. Despues de 20 meses , qu
pasó contrariado y enfermo en aquel aislamiento,
hubo de vivir retirado en Surco, sin obtener
j
us–
ticia, hasta que, cesando el gobierno
int~rino
del
Arzobispo, pudo presentar la honrosa relacion
de su gobierno.
l~ntonces
dejó su nombre bien
puesto en el Peru, y fué recon1pensado por el
1onarca con una plaza en el Consejo de India ,