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CONDE DE CASTELLAR .
fuerte y prolongado .terreinoto, que, si solo hizo
poca víctin1as, causó estragos apreciados en unos
ti·es 1nillones de pesos . La ciudad, creyendo haberse
salvado por especial providencia de Dios, solo
pen ó en darle gracias y en pedirle n1Ísericordia :
paralizáronse los negocios
y
el despacho de go–
bierno ; suspendióse el 1novin1iento de los car–
ruages; las iglesias estaban llenas de personas
que oraban, se confesaban ó comulgaban; de la
catedral, parroquias
y
demas templos salieron
procesiones silenciosas, compungidas y algunas
con derramamiento de sangre ;
á
Santa Rosa se
le hizo un novenau· o, cost aindo a Vireina la
cera o or s
°YJ
<ileinas ornato .· La aevocion quedó
muy coruRlacida obser ndo, <que en ·la tras–
lacion
/de-1
cue po e
ír.g n limeña ·de uno
á
otro templo; aun ue era el tiempo ma riguroso
del invierno, cuando pocas veces se deja ver .el
ol por las densas niebl a ; apénas empezó
á
salir
la procesion, se despejó el cielo,
y
el astro del
dia lució brillante hasta la hora de su ocaso, como
si se estuviera en la fuerza del verano. El 7 de
Julio, que era el segundo dia de otro novenario,
recibió el Virey un decreto real, que, suspen–
diéndolesin oírle, le inandaba entregar el gobierno
á
D.
~1elchor
Liñan y Cisneros, sucesor de Almo-
0uera
en el arzobispado de Lima.