MARQUEF3 DE GUADALCAZAR,
107
alejarse del espectáculo y salirse al cainpo, pa–
sando por
~l
patio del palacio rt::al, por que es–
taba embarazado el tránsito por otra parte.
No debe apreciarse ·el carácter del Arzobispo
por tan extrano acaloramiento . A su generosidad
se debió en gran parte el esplendor con que fué
celebrada la dedicacion de la catedral en
1625
á los 85 año de su fu.ndacion, y las inedallas de
plata acúñadas p ra perpetuar la
inemori~
de
aquella fiesta, cuyo ceremonial re ligioso duró
desde la inañana h
t~
1
oqha. Por sus órdenes
guaje indiscre o e algunos pre-
animad de celo pastoral murió ,
n
~
v1
e su dilatada diócesis,
con sospech
e aber sido envenenado por un
cacique, cuyo libertinage quiso corregir.
El celo por la salvacion de las ahnas seguía
animando á los mi ioneros con di verso éxito. Los
jesuitas, poco afortunados en el Tucuman, pros–
peraban en sus reducciones del Para
0
'uay. Lo
franciscanos, que debian distinguir e en ¡a ceja
de la montaña, no se señalaban al principio por
sus acierto en la mi iones de los arapachos y
P anataguas pr ximos á Guanuco. Lo agustinos
perdian las de Larecaj a sin emprender otras