uido. Y <lemas desto, que dexasen desierta la
cibdad y se
f
uessen todos a la prouincia de los
yndios chiriguanaes que es gente ferocissima,
que comen carne
hu~,
y eran amigos de Gon·
Qalo Pic,;arro, y que alli se deffenderian y harian
la guerra mejor que en otra
patt~,
con ayuda de
los yndios, y el no lo quisso hazer. Diego Vas·
quez de
~epeda
le aconsejo que no hiziesse nin–
gun mouimiento, ni tomasse el consejo que algu·
nos le dauan, sino que d!esse batalla al de la Gas–
ea, y ganaria en el19 gran honrra y rep utacion, y
que si se yua a otra pc1 rte la menoscabaria, y que
podria ser que sus mismos soldados se le huye–
ssen y se fuessen al de la Gasea. Esto quadró mu–
cho al
Ma~stro
de Campo, que siempre tuuo gana
de dar la bqtalla con esperanc,;a , aunque vana, de
vencer al Presidente, como muchas vezes lo ?-Uia
prometido a Gonc,;alo Pic,;arro y a los suyos, y con
esto 'le dixo que su parescer era aquel mismo, y
que se hiziesse assi, porque era muy buen conse–
jo. Dizen que el Licenciado
C~peda
daua este
consejo a Pic,;arro porque no se fuesse a los chi·
riguanaes, para que el Presidente lo prendiesse, y
el se salu.asse y desp ues fuesse colocado por oy·
do.r en la Real Audiencia que se auia otra vez de
formar en la cibdad de Lima. De manera que
Gonc,;alo Pic,;arro, auiendose resumido en ·este pa·
rescer que tan dudoso le auia paresddo, deter–
mino
co~
animo arrogante de aguardar al Presi–
dente, porque tuuo entendido, aunque en vano,