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malamente. Con esto lo embio a llamar vn dia.
desde su casa con su criado Juan Perez Corv.illo>–
el qual fue luego a su llamado, y del fue bien res–
cebido con muestra de gran amor, hablandole·
muy bien, y le hizo assentar en vna silla, teniendo–
las espaldas a la puerta de vna camara. Estando
los dos hablando en cosas particulares, dixo Die–
go de Carauajal muy dissimuladamente a su cria–
do, a Juan Perez: por vida vuestra que; hagais lo·
que os tengo dicho, por que me parnsce que
~es
ya muy tarde. Juan · Perez entro en la cam'ara,
como que yua por su capa,
y
en continente salio
della con Juan del Castillo y quatro negros, y sin
que el lo sintiesse, arremetieron a el, y derriban–
dolo en el suelo, le quitaron por fuer<;;a la espada
"Y
la daga;
y
le maniataron ,reziamente_, aunque el
se quexaua en vano,
y
dezia que ¿por que le tra–
tauan tan mal?; Carauajal le dixo:
luég~
se os 'dirá
el por que. Despues que Carauajal le vido ·assi
bien atado le dixo: Mercian, vos dixistes el otro
dia, en el patio del Licenciado Ceped¡i, en vn co–
rrillo de caualleros, que yo me áuia hechad9 de–
puro couarde en'tre los muertos, en la béltalla
de
Guarina, por no pelear; a _esto_digo que mentistes–
con ·gran· mentira. Ultra desto dixistes a Doña
Cathalina de Salazar que yo era loco y vano,
y
que no era nombre para casarme con ell;i,
y
assi
dixistes otras muchas cosas, que fueron muy mal
dich~s,
contra mi persona y honor, -Yhombre que
tales cosas d ix-0, meresce ser bien castigado como,