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buena nueua para que e l Visorrey los hallasse en
~ u
seruicio quando vinie se del v encimiento de
Gonc;:alo Pic;:arro , que a lo que creyan vernia en
breue. P a ra qu e se effectuasse mucho mejor inten ··
taron de ma tar primero a Lorenc;:o de Aldana y
a P edro Martin de Cec ilia, natura l de Don Benito,
que era alcalde hordinario de aquel año, y a otros
que eran afficionados al tirano,
y
con1o estos estu·
uiessen ricos, con dadiuas qu e a vnos dieron, y a
otros con grandes promessas que les hiz ieron, y
co n el nombre y seruicio qu e deuian a Su Mages–
tad, atruxerún a muchos. P a rte destos hombres
er an de aque llos qu e a ui a n seruido a Su Magestad
y estauan affic ionados a l Visorrey , qu e no qui ssie–
ron yr a Quito con e l tirano,
y
parte dellos eran de
los a lmag ristas, enemi gos morta les de los pic;:arri s–
tas . A los quales y a cada vno dellos di eron a en–
tender muchas y diuersas cosas, glossando las
cartas del Visorrey aunque no las auian visto, por
lo qual de te rmina ron de salir con su bu ena ynten–
cion en seruicio de Su Magestad. Aui cndose pla–
ticado estas cosas ll ego en es te comedio a
Ja
cibclad
de Lima Juan de Vrbaneja, criado del tirano , que
era muy conoscido de todos, el qual lleua ua cartas
de Gonc;:alo Pi','.a1-ro para Alonso de Toro, thenien–
te de la c ibdad del Cuzco, y para Francisco de
Almendras, th enient e de la prouinc ia de las <;har–
cas . Este hombre dio e l mismo auiso a Lorenc;:o de
Aldana y al r egimiento, que Francisco del Enzina
a uia dado,
y
tueg-o passo adelante con su mensaj e,
por lo qual algunos de los leales que estauan me–
tidos en lo pla ticado se arrepentieron dello dizien-