IV
aqueitas-remotas sociedades én su estructura,-en sus teyes;- en sus
costumbres y usos, y hasta en su lenguaje, y parecen renacer in–
tactas como las ruinas de Herculano. Y al paso que el poeta se de·
leila en sus descripciones, y en sus investigaciones el erudito, y el
curioso en sus anécdotas, su fácil y castiza diccion _los introduce
como por la mano en el conocimiento del rico idioma, cuyo sabor
.ático anticipadamente paladean.
Los estudios grie
~r i~n
efl
~~paña
al par de los
latinos, ni tanto como en
b
pensa ora Alemania ó en los activos
emporios de los Paises Bajos·.-Nfrestra literatura escasea muchísimo
de traducciones hechas sobre origi1iales griegos,
y
del Herodoto ·
no cÓnocemos ninguna. La que ofrecemos es debida al P. Bartolo–
mé Pou, jesuita, sabio helenista que murió en los primeros años
de este siglo, y una de las glorias de aquella brillante sociedad,
que;emigir{lda á llt:ilia .despues de
1
su espulsi©n
~Je. 1:>¡()7~ 1uh.edita)¡j
y
enr.tq11trei:l.1pon•uumerosa!t Y'ªdQlirables pr.Qducoione.\;ú
la .1pat11i~
fle; .quee taba desterrada. l
ma
iiscritO>del P. Pou,,que
.fo
zvult0,.les
elegiosltte cuG
to.s
tuvierón :<eonooidrienlo de .él,_
'Ji
pon
pehsion: lde~
mismo
gobier~()
tan p evenido.o@ntra re! instituto
'á
que pertenecfa1,
no l@gó
á.
imprimirse por un concturs9 de·Uesgt'aciadiis Girobnsilm
cias;
"Y
cual priecioso
depó~itoiha'
sido conservado
1
pQr un die!
y
:es–
elar,euitlto disoípmo, que an es de bajar: al sepulorG-desea
1
lEigar•.este
tesoro
á
las tetras,
y
e~te
mónumeritó
á
la memol-fa
cle..sumne~ó·,
contand9 oon 1Ias sirhpllbias de lós
homhres: <ilustr~d~
y
estud,jo8os
Por.
.nu~stra
parte 'no hemos · deses¡imrado tanto• del bnen»gustOi
y:
de
tos estudioS'" ·sé'rio's en nuestro pais
y
del 'p@rveni ·
de
la 'titeJ
ra~ura
española!·para temer
qu~ ~ea
engaffada
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c'onfianZa~!''
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